No es ninguna novedad si te digo que me chiflan las viviendas antiguas y más si son de estilo nórdico. Así que lo mío con este piso de mediados de siglo ha sido un absoluto flechazo. Para los que nos dedicamos al diseño de interiores encontrarte con un espacio así es un verdadero lujo. Aparte de por sus características arquitectónicas, porque supone un auténtico reto a nivel decorativo.
El encanto del pasado: La transformación de una vivienda de 1946
En el corazón del pintoresco barrio del Raval en Barcelona, se encuentra una joya arquitectónica que data de 1946, una vivienda que ha resistido el paso del tiempo con gracia y encanto. Este hogar histórico, cuidadosamente decorado en tonos neutros y verdes, revela una combinación de elegancia clásica y modernidad sutil, destacando su conexión única con la historia de la ciudad.
Esta vivienda ha sido reformada íntegramente, creando un solo espacio diáfano que integra salón, cocina y comedor. Una decisión muy acertada, ya que conecta las tres estancias sutilmente pero dándole protagonismo a cada una de ellas.
Armonía en una paleta en tonos neutros y verdes
El ambiente acogedor de esta vivienda se siente desde el momento en que se cruza su puerta.
Los tonos neutros se convierten en la base de esta reforma, creando un lienzo muy sereno que permite que otros elementos decorativos destaquen.
Los verdes, cuidadosamente seleccionados, desde esmeralda hasta el salvia, se combinan hábilmente, aportando frescura y vitalidad a cada rincón.
Piezas atemporales en el mobiliario
La elección del mobiliario y los accesorios refleja un equilibrio entre la elegancia clásica y la estética contemporánea. En la zona de comedor, una mesa de madera maciza de gran tamaño hace de separador entre el salón y la cocina. Ocho sillas DAR de Eames y dos lámparas rock de Foscarini completan el conjunto.
Piezas atemporales, que se fusionan con detalles modernos, como lámparas minimalistas y obras de arte abstracto que añaden un toque vanguardista.
Suelos en espiga y damero: Un toque clásico para una vivienda moderna
El suelo de madera en espiga se convierte en el hilo conductor que une todas las estancias. Cada tabla dispuesta en un intrincado patrón de espiga no solo añade textura y profundidad visual, sino que también infunde un toque de tradición en un entorno contemporáneo.
Este elemento clásico, que evoca la elegancia de otra época, se entrelaza con la modernidad de la decoración actual.
La disposición geométrica en damero del suelo del pasillo y del baño añade un toque de sofisticación a la vivienda. Así mismo, la calidez natural de la madera combina a la perfección con la paleta de tonos neutros y verdes, creando un ambiente acogedor que invita a explorar cada rincón de esta encantadora vivienda del Raval.
Estancias serenas y clásicas en un piso de mediados de siglo
En los dormitorios, la atmósfera serena se acentúa con ropa de cama en tonos suaves y mobiliario de líneas limpias. Grandes ventanales permiten que la luz natural inunde el espacio, realzando la sensación de tranquilidad y proporcionando vistas encantadoras del entorno urbano del Raval.
Cabe destacar las tres maneras diferentes de decorar el cabecero, a cual más original. Un papel pintado texturizado, un cabecero tapizado y unos cuarteros de madera.
Como revestimientos en los baños han elegido baldosas de metro y mosaicos de vidrio hexagonales en color blanco.
Dos tendencias que además de combinar muy bien entre sí, le dan un aire muy actual a estos espacios.
En conclusión, la vivienda en el Raval de Barcelona de 1946 no solo es un testimonio de la historia local, sino también un ejemplo excepcional de cómo un renovación integral puede fusionar el encanto del pasado con la comodidad moderna.
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