En la efervescente década de los 60, un ícono del diseño iluminó el panorama: la lámpara Arco de los hermanos Achille y Pier Giacomo Castiglioni. Esta obra maestra de la iluminación no solo ha resistido el paso del tiempo, sino que ha elevado el arte de la decoración a nuevas alturas. Descubramos el legado y la atemporalidad que la lámpara Arco aporta a los espacios contemporáneos.
La lámpara Arco, desafió las convenciones del diseño de iluminación. Con su distintivo arco de acero que se eleva majestuosamente sobre el espacio, la lámpara logra un equilibrio perfecto entre funcionalidad y estética. La base de mármol blanco añade una dosis de lujo, convirtiéndola en una pieza que captura la esencia misma del estilo de los años 60.
El diseño que desafió lo convencional
Inspirándose en las farolas de las calles italianas, Achille y Pier Giacomo diseñaron un primer prototipo en 1958. Un año más tarde definieron un nuevo modelo, pero no es hasta 1962 cuando la firma Flos, actual fabricante y proveedora, elabora un patrón definitivo para su producción en serie.
El único cambio realizado en estos años ha sido el sistema eléctrico, para ajustarlo a la normativa actual. Por lo que podemos decir que prácticamente no ha sufrido variación alguna desde su diseño original.
Innovación industrial
Castiglioni, considerado uno de los precursores del diseño italiano del s.XX, fue todo un innovador en el proceso de experimentación industrial.
Su trabajo se centró principalmente en la dirección de proyectos de ordenamiento urbano, arquitectura y diseño.
Su objetivo principal era alcanzar lo que él denominaba un diseño integral.
Llevó a cabo el análisis e investigación de técnicas y materiales nuevos muy revolucionarios para su época. De esta manera fue labrándose un reconocimiento a nivel internacional gracias a sus proyectos de producción en cadena en el campo de la iluminación y del mobiliario. De hecho la lámpara Arco forma parte de la exposición permanente del Museo de Arte Moderno de Nueva York (MOMA).
Un toque teatral en cada espacio
La lámpara Arco no es solo una fuente de luz; es un acto teatral en sí misma. La flexibilidad del arco permite dirigir la luz de manera precisa, creando una atmósfera dramática y enfocada. Ya sea suspendida sobre una mesa de comedor o flanqueando un sofá, esta lámpara de pie se convierte en el centro de atención, iluminando no solo el espacio, sino también la imaginación.
Detalles que definen una época
Cada componente de la lámpara Arco es una oda a la atención meticulosa a los detalles. Desde la forma curva del arco hasta la elección del mármol de Carrara para la base, los Castiglioni demostraron una maestría que ha dejado una huella imborrable en la historia del diseño.
Esta lámpara es más que una fuente de luz; es una escultura funcional que trasciende las tendencias.
La escultural base de la Arco está fabricada en mármol blanco de Carrara y tiene forma de paralelepípedo, su peso de unos 65 kg hace posible sujetar el “arco” propiamente dicho.
Originariamente sus diseñadores pensaron en usar hormigón para la base, sin embargo visualmente era mucho más tosco. Como la diferencia de costes era prácticamente la misma, optaron por esta segunda opción mucho más estética.
Como curiosidad, la Arco de Castiglioni cuenta con un agujero que sirve de baricentro de la lámpara e insertando un palo en él facilita moverla de un sitio a otro con mayor comodidad.
El arco está formado por tres piezas de acero inoxidable con forma de U que están escondidas de forma telescópica unas dentro de otras y que ocultan de esta forma el cableado. Al extenderlas dotan a la lámpara de más amplitud y permite que la luz se pueda ajustar en tres alturas diferentes.
El reflector o pantalla está formado por dos piezas: una cúpula semiesférica que al estar perforada facilita la ventilación del portalámparas y un anillo de aluminio giratorio, que se apoya en la primera para poder dirigir la luz según la altura del último tramo del arco.
Su funcionalidad y su diseño arquitectónico la convierte en el centro de atención de cualquier espacio.
La distancia horizontal máxima desde el pie de la lámpara es de 2,20 m. Mientras que en altura puede alcanzar los 2,32 m. desde el suelo. Actualmente esta lámpara dispone de un mecanismo que permite regular la luz y crear así un ambiente más cálido cuando sea necesario.
Atemporalidad que perdura en el tiempo
A pesar de haber nacido en una época específica, la lámpara Arco ha demostrado ser atemporal. Su presencia en hogares modernos es un testimonio de su versatilidad y capacidad para adaptarse a cualquier estilo decorativo. La lámpara Arco no es simplemente un recuerdo de los años 60; es una declaración de elegancia que continúa inspirando generaciones.
En resumen, la lámpara Arco de Castiglioni no es solo un objeto de iluminación, sino una pieza que ha resistido las pruebas del tiempo y se ha convertido en un símbolo del diseño atemporal. Su elegancia, atención a los detalles y versatilidad la mantienen como una elección esencial para aquellos que buscan iluminar sus hogares con una obra maestra que va más allá de las tendencias pasajeras.
¿Conocías la historia de la lámpara Arco de Castiglioni?
Fuente: FLOS, Achille Castiglioni
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