Cuando proyectas una vivienda de estilo femenino siempre te surge la duda de dónde está el limite para no rozar la cursilería. La clave está en elegir tonos neutros de base e integrar pequeñas pinceladas en colores pastel a través de complementos. Este apartamento de 44 m2 con una decoración en gris y rosa es un buen ejemplo de ello.